A los urbanitas la pandemia nos ha alcanzado en los que, quizá, sean los años más felices de nuestra vida (todos íbamos a salir al mercado laboral e íbamos a independizarnos, ¿no?), pero la Covid-19 lo ha echado todo a perder. Ahora ¿dónde está el trabajo? Lo que está claro es que la economía de los jóvenes no volverá a ser como antes.
La Covid-19 ha supuesto el mayor fenómeno disruptivo a nivel económico después de la Segunda Guerra Mundial, y como no, los jóvenes vamos a ser los que más suframos las consecuencias cuando queramos sumergirnos de lleno en el mercado laboral. De hecho, a no ser que hayas estudiado una carrera de ciencias de la salud o tengas un enchufe increíble, el futuro próximo podría ser negro opaco.
Hace 15 años, los recién graduados salían de la universidad con un trabajo asegurado. De hecho, en arquitectura, los estudiantes del último año de carrera ya tenían un contrato con un estudio bajo el hombro porque se rifaban por los estudiantes. Sin embargo, lo que en 2007 parecía una utopía perdurable (con muy poco paro juvenil), el 2020 ha conseguido tornarlo en una distopía redundante.
Sin embargo, lo que en 2007 parecía una utopía perdurable (con muy poco paro juvenil), el 2020 ha conseguido tornarlo en una distopía redundante.
Pero puede que haya luz al final del túnel. Aunque ahora parezca que todo está oscuro, el Fondo Monetario Internacional ha establecido previsiones para los próximos años que parecen tener un efecto rebote, con una subida importante en la economía global. Un auge de la economía post Covid-19 podría suponer una posible reestructuración de las actuales oportunidades de empleo juvenil.
#¿Más emprendedores jóvenes?
La situación de hoy en día podría desencadenar en nuevas formas de pensar el trabajo (básicamente, los jóvenes espabilan fácilmente). Lo que significaría un aumento de jóvenes con ideas emprendedoras puestas en marca o un auge de la existencia de autónomos y freelance. ¿Y tú? ¿Ya tienes pensado cómo salir al mercado laboral?
#La economía de los jóvenes del pasado
Con la crisis del 2008, la tasa de paro comenzó a aumentar hasta que alcanzó valores inaudibles que dejaron terribles consecuencias. En 2013 se encontraba entorno a los 220, una cifra apabullante para los españoles cuando estaban acostumbrados a cifras que giraban entorno a los 70 y 80.
Después de aquel pico, la incidencia bajó de nuevo, hasta tal punto que parecía que regresaríamos a los valores iniciales (70-80), pero la crisis provocada por la Covid-19 provocó una nueva subida. ¿La razón? Al final, el paro se ha convertido en una realidad para trabajadores de casi todos los sectores y todas las edades.
